Mujeres en Siria: iniciativas por la reconciliación
La sociedad civil, con las mujeres a la cabeza, se enfrenta a la falsa dicotomía “Daesh o Al Assad” e intenta llamar la atención de la comunidad internacional sobre la impunidad en Siria.
Hace años que la cobertura de Siria ha quedado monopolizada por los aspectos geopolíticos de un conflicto que ha supuesto la muerte de cientos de miles de personas y causado millones de refugiados. Los intereses geoestratégicos de las grandes potencias implicadas en la guerra nos colocan en un escenario en el que el país se dirime sin los sirios que protagonizaron en 2011 protestas multitudinarias en las que se pedía libertad, justicia y dignidad.
A medida que la narrativa geopolítica se impone, reciben cada vez menos atención cuestiones internas económicas, sociales y políticas. Apenas son visibles las distintas iniciativas de promoción de la sociedad civil que sobreviven, cada vez con más dificultades, bajo la represión del régimen sirio en las zonas que controla, los bombardeos del régimen en zonas fuera de su control, y los abusos cometidos por grupos extremistas, con el autodenominado Estado Islámico (Daesh, por su acrónimo en árabe) a la cabeza.
En estas iniciativas de sociedad civil siria, que se centran hoy en reivindicar el cese de las violaciones de derechos humanos y la puesta en marcha de procesos de reparación y justicia, ha sido clave desde los inicios el papel de las mujeres. En este ámbito se centra este artículo, que no aborda la implicación de las mujeres en la lucha armada. Este último aspecto requeriría un trabajo en profundidad que tratase tanto la participación de mujeres sirias en brigadas de la oposición armada a Bashar al Assad como la de la lucha contra Daesh, con especial atención a las mujeres kurdas y las implicadas en las Fuerzas de Defensa Siria, que se plantean para un futuro trabajo.
Protestas pacíficas y liderazgo revolucionario en 2011
En el movimiento de desobediencia civil que se extendió por el país en la primavera de 2011, cabe destacar la inmensa labor de Razan Zaitouneh, miembro del Partido Comunista de los Trabajadores y abogada defensora de los derechos humanos que ha recibido los premios Sájarov y Anna Politkóvskaya. Zaituneh, de 42 años, fue secuestrada por un grupo armado en 2013 después de años trabajando en la clandestinidad, ya que se encontraba en busca y captura por las autoridades sirias. También desaparecieron en aquel momento Wael Hamada, Samira Khalil y Nazem Hamadi. El grupo, un icono del proceso revolucionario sirio, es conocido como “Los Cuatro de Duma”.
Antes de ser secuestrada en 2013, Zaituneh escribía: “Los expertos en certificar la muerte no lloramos”, frase con la que transmite tanto el drama de las víctimas de las balas como de quienes se ven en la obligación de verlo y documentarlo, un trabajo en el que se han implicado de lleno numerosas mujeres sirias, como parte de la labor de documentación que se desarrolló en los Comités Locales de Coordinación: “Los detalles de la muerte son interminables, están en miles de vídeos grabados. Los expertos en certificar muertes como nosotros no lloran, les basta con ser testigos con bocas vacías y ceños fruncidos. En momentos concretos, escuchan una voz que aúlla en su interior y no dejan de preguntarse si ellos, los que certifican la muerte a través de las pantallas de sus aparatos o los que lo hacen usando sus dedos y manos, volverán un día a ser seres ‘naturales’ o si la muerte los habrá dejado en una especie de limbo para siempre”.
En aquellos meses iniciales en los que proliferaron iniciativas basadas en el discurso de la no violencia, con campañas como las de las “Novias de la Paz”, protagonizada por cuatro jóvenes que se fotografiaron en el zoco Hamidia de Damasco vestidas de novia y con un cartel pidiendo el fin de la represión en Siria, proliferaron también las detenciones y redadas contra pacifistas, que por su potencial movilizador se convirtieron en el principal blanco de las autoridades.
En el mismo grupo de “Los Cuatro de Duma” destaca la detención de Samira Khalil. Esposa del también reconocido Yassin al Haj Saleh, los dos son referentes de la izquierda siria que han pagado caro, desde hace décadas, el precio de oponerse a la dictadura. Ambos son cronistas y analistas de referencia para entender el pasado y el presente del país, con documentos como Diario del asedio a Duma 2013, de Khalil, que permiten acceder a un contexto de opresión e injusticia cada vez más cerrado a los medios de comunicación.
Según la escritora y analista política siria Rime Allaf, “en la represión de cualquier forma de oposición, el régimen no ha hecho distinción entre hombres y mujeres, ni entre adultos y niños. Ha habido igualdad en la opresión y en el sufrimiento, pero también en las protestas, aunque su visibilidad y forma haya variado.” Ya ahondamos en este aspecto en un artículo en Quaderns de la Mediterrània publicados por el IEMed en 2013 (ver “Mi vida no es más valiosa que la tuya: voces de las mujeres sirias”), en el que Allaf se refería a las mujeres como “la espina dorsal de la revolución siria”…
Fuente: politicaexterior





